[Cultura] Precariedad y explotación en los festivales, el capitalismo lo maneja todo.

El Núcleo Confederal de la CNT-AIT de Villarrobledo, perteneciente al SOV de Albacete se posiciona con respecto al próximo Festival de ViñaRock. Esta mañana un grupo de militantes del sindicato han recorrido parte de las instalaciones pancarta en mano para visibilizar nuestra crítica a la evolución y el fondo de este tipo de eventos, hoy domingo la actividad laboral no se ha detenido, en los próximos días se incrementará exponencialmente, informamos a las trabajadoras y trabajadores del festival, que ante cualquier incumplimiento patronal hay que reaccionar, podéis contar con la ayuda con la CNT-AIT.   

Este, ya tradicional, Festival de música Arte Nativo representa perfectamente como las dinámicas capitalistas acaban asimilando para sí, cualquier movimiento cultural en este sistema. Este festival, cuyo comienzo fue una iniciativa asociativa y de base municipalista, con el trasfondo de autenticidad que dan los márgenes culturales, se ha convertido en otro producto más de la industria del entretenimiento que manejan unos pocos fondos de capital a nivel internacional.

Según el festival ha ido creciendo, también han ido creciendo las empresas que gestionan sus derechos, con no pocos conflictos, polémicas y juicios por esos derechos entre el Ayuntamiento de Villarrobledo y las empresas, o entre las propias empresas entre sí, un juego corporativo que ha dejado siempre de lado el cómo hacer las cosas, para centrarse solo en el quien las hará…  Así, y finalmente se ha pasado de una gestión asociativa y municipal, a una explotación de empresas a nivel nacional primero especializadas en eventos musicales, para después pasar a otras generalistas del entretenimiento con participaciones accionariales nacionales y que controlan los festivales más famosos del país, hasta que finalmente Providence Equity Partners un fondo de capital estadounidense a través de una empresa británica, se ha hecho con todo el calendario de festivales de este país y de Europa, incluyendo el Viña Rock.  

Por este camino hacia el monopolio, las condiciones laborales de las y los trabajadores del festival, o las de los usuarios y usuarias se han ido deteriorando, llegando en los últimos años a niveles de precariedad muy elevados, son conocidas las malas condiciones de alojamiento y alimentación de las y los trabajadores, el exceso de horas y la baja remuneración de esas horas, pero también nuevos detalles que nos cuentan algunxs trabajadores del control de accesos como turnos de más de 12 horas, sin ni siquiera tener sustitución ni para ir al baño, además de tardar más de tres meses en cobrar los servicios realizados, la empresa de accesos el año pasado Septem Control además aporta una de esas contradicciones por las que nuestra organización hace crítica con este festival, y es que mientras en el recinto de los conciertos se canta a la okupación, esta empresa en su cartera de servicios se dedica a la “desocupación” al parecer, con una simbología cercana al paramilitarismo.

Entrada al ViñaRock, junto al «Cubo» monumento que señala una fosa común de represaliadxs del franquismo. https://memoriadealbacete.victimasdeladictadura.es/listing-item/memoriales-en-villarrobledo/

Además el marketing corporativo que busca exprimir al máximo las posibilidades económicas, esta alejando cada vez más el festival de la actividad de la población de Villarrobledo, ahora el recinto da todos los servicios posibles con un pago unificado por pulsera para que las y los usuarios permanezcan más tiempo en el recinto, hasta no hace tanto las gentes de los barrios cercanos al festival daban distintos servicios a las personas que acudían, haciendo que las y los visitantes recorrieran el pueblo e interactuaran con la gente, era una de sus peculiaridades, de las que beneficiaban mutuamente pequeñas tiendas y vecinas con la puesta en marcha de baños, duchas, recargas, puestos de comida, etc. Ahora son casi solo las grandes marcas quien se benefician, Mercadona, Lidl, Bruger King, etc. Y por supuesto la empresa organizadora, que al no permitir pasar comida y bebida al recinto sube los precios del consumo interior, algo que se ha demostrado que no se puede hacer por lo que instamos a los participantes a pasar comida y bebida.

Nuestra crítica también va hacia la idea de la música como herramienta combativa, por mucho que las letras “llamen a la revolución” si desde donde se canta y se escucha se reproducen practicas mercantilistas y autoritarias, lo único que queda finalmente es el simple hedonismo, la evasión a través de la estimulación, sin ética o moral, un punto de partida erróneo para trazar la rebeldía. Recuperar la autogestión y el trasfondo ético y económico deben ser los pasos para reconstruir una cultura obrera que permita alimentar las conciencias, anquilosadas por tiempo y practicas capitalistas que han definido la normalidad según sus intereses.

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